21 de octubre de 2010

¡Y yo con estos pelos!

Hay una ley no escrita, y por todos conocida, que dice: Renegarás de tu pelo sobre todas las cosas. Y así ha sido desde el principio de los tiempos. Ya, en el Antiguo Egipto, encontramos en Cleopatra un claro ejemplo de inconformismo capilar. Está bien documentado que de pequeñita era lo más parecido a Shirley Temple que se había visto a ambas orillas del Nilo. Pero, un día, hartita de tanta espuma y difusor, entró decidida en la peluquería ...

- Quiero un cambio radical.
- Alteza, y ¿cómo quiere que se lo dejemos?
- A lo Cleopatra.

Y de ese modo nació el famoso peinado que tantas y tantas otras han copiado posteriormente. Liz Taylor se lo hizo para rodar la peli y, más cerquita nuestra, Las Virtudes para contar sus chistes.
Cleopatra era una mujer fuerte y decidida, de ideas claras, pero no siempre sucede así; el resto, cuando entramos en una peluquería, deberíamos andarnos con mucho ojo. Barajo la hipótesis que en esos lugares no sólo te lavan el pelo, sino que, si pueden, el cerebro, también. Que tú llegas tan feliz con tu pedazo melena y ...

- No te asustes que no te estoy cortando; lo estoy ahuecando un poco para quitarle volumen.

Y tú te dices: ¡Ah! que el volumen es malo. Luego llega un día tu prima la de Cuenca que tiene el pelo como si se lo hubiera lamido una vaca y la peluquera lo ve claro...

- No te preocupes, te pongo un producto milagroso y ya verás que volumen tan impresionante.

Pero ¿en qué quedamos? El volumen ¿es bueno o malo? Y así, poco a poco, como le pasó a Cleopatra, la rebeldía empieza a apoderarse de ti. Un claro ejemplo de lo que cuento es mi amiga Paula. Ella, de pequeñita, era como Michael Jackson, pero antes de hacerse blanco, en cambio, ahora no sale de casa sin las planchas del pelo en el bolso y a la que se topa con un espejo y un enchufe ¡plancha que te plancha!

Pero, sin duda, lo peor de todo esto es cuando llegas a renunciar a tu propia esencia  en un  afán desmesurado de imitar lo que a todas luces es un imposible... Yo quería tener el pelo como Beyoncé, con ese efecto que parece que siempre está volando al viento, y para conseguirlo no hacía más que exponerme a fuertes corrientes de aire: a la que que veía un callejón con viento frontal ¡allá que me metía yo! Mira, mira... ¡unas pulmonías que he cogido! Un día descubrí que había truco: la tía va siempre con uno delante que le va enchufando un ventilador ¡Claro, así cualquiera! Yo, a mi buen amigo Jesús, que me quiere un montón, se lo pedí: Oye ¿a ti no te importaría ir siempre delante mía con un ventilador? ¡I´m a single lady, I´m a single lady, I´m a single lady ... Oh, oh, Ooooh, Oh, oh, Ooooh!



Otros casos célebres de inconformismo capilar
Esto lleva muuuucho trabajo

A la derecha: Jennifer López; a la izquierda: también...

Luego hay que llevar mucho cuidado, que empiezas con el pelo...

¡Viva el inconformismo!

Ella lo preferiría rizadito. Dios le da pan...

Y aquí un claro ejemplo de sacrilegio capilar
¿Cuándo has visto tú a una fallera con una trenza? Pues "Así sea en el Cielo como en la Tierra"



No hay comentarios:

Publicar un comentario